Nostalgia del futuro, Jesús Omar Briceño, 1991.
A Jacobo Borges por un hermosos lienzo que refresco estas evocaciones
1991 Jesús Omar Briceño
Abrir una ventana, ver un hermoso campo, desear estar allí y quedarse tan solo contemplando. Sin duda que la contemplación de imágenes amadas es hermosa, pero duele y duele mucho cuando ya no te sacia el gozo de la vista; y entonces quisieras formar parte del paisaje. Así fue, y he luchado desesperadamente por respirar el aire de ese hermoso campo; he soñado con ser el granjero de esa granja, hortelano del huerto más hermoso, cultivador, recolector, admirador y arrobado amante de aquellas maravillosas flores. iOh cuánto diera por estar allí! Aquí contemplación y tan sólo romper , ni siquiera romper pues no hay palabras, el silencio del paisaje con los diálogos imaginarios que sostengo con la dueña de aquel hermoso prado. Cien veces cuánto te amo, mil veces te deseo, un millón de ilusiones y una sola tristeza, la de no estar allí.
¿Cómo se siente tener sesenta años y estar tan solo contemplando en la ventana? Nostalgia del futuro. Si, nostalgia. Y es que en este momento, cuando la finitud deja de ser concepto y se presenta inexorable, entonces ya sabemos que ahora no se pueden sembrar árboles para comer sus frutos. Siento una inmensa nostalgia por la semilla de un hermoso cerezo que ayer no más planté, y cuyos frutos, de cierto, yo no habré de comer, ni su sombra mitigará mi cansancio canicular. Yo en la ventana contemplando no más; habiendo deseado dar el salto sin haberlo logrado; anhelando formar parte de aquel magnífico paisaje y ser el esposo amante de la amada hortelana. Ella, al fondo, hermosa y anhelada, amada hasta el desborde de toda dimensión... reverenciada. Yo detrás de la ventana, ella en el campo hermoso. Oh la amada imposible, cuanto es bello pensarla y en su espera sin final previsible, en su anhelo por siempre, en su espera infructuosa y contemplando cómo se hunde en las sombras, el cuadro, el caballete, la ventana pintada, con sus hojas abiertas, con el viento golpeando, con las brumas del más allá del lienzo transportada a tu ojo por magia del pintor, anhelando, soñando, dominado por siempre de esta dulce nostalgia del futuro.
Abril 1991.