Lectura a la inversa, Berta Taracera, 1976.
Berta Taracena (1925-2021) fue una historiadora, investigadora cultural y crítica de arte mexicana. Nacida en Ciudad de México en una familia interesada en la cultura, se graduó en historia mexicana por la Universidad Nacional Autónoma de México. A lo largo de su carrera, se especializó en el arte visual mexicano, investigando su continuidad desde las raíces prehispánicas hasta la actualidad. Escribió y editó numerosos libros y ensayos sobre artistas como Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano y Vladimir Cora. En 2009, recibió un tributo de la Universidad Autónoma del Estado de México por su destacada labor, y fue presidenta honoraria de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Sección México. Falleció en enero de 2021.
Se puede empezar una nota sobre Jacobo Borges en México, a partir del cuadro Ha Comenzado El Espectáculo, porque todo en esta pintura elaborada de 1962 a 1965 entronca con el arte mexicano. Los prelados, los militares, la prostituta, las calaveras están en Posada, Rivera y Orozco y las sensaciones absolutas -cuyo privilegio Lawrence concede a los mexicanos— en el significado que se remonta hasta la Coatlicue y más atrás.
En su primera etapa 1956-1966, la obra de Borges ya revela su conciencia de la realidad histórica social que hace de su pintura testimonio americano, así como su poder para armonizar potencias que lo convierte en uno de los grandes pintores contemporáneos. Desde Alba (1956) aparece la tendencia a crear formas monumentales mientras la intuición lleva al artista a condensar un extraño lenguaje plástico -estado raro de la pintura, que contiene posibilidades de expresión de lo humano en equilibrado juego y que busca en los aspectos dramáticos de la existencia, allí donde los hombres se igualan y pierden antifaces.
Borges reestructura el mundo pintando al hombre desnudo (véase Sin Los Locos Sola, Mujer, Humilde Ciudadano) con una expresión que contiene la realidad abarcable en formas sintéticas que con el tiempo se harán simbólicas, de manera que a la vez que concretan la realidad, dejan amplio margen a la conjetura, a la interpretación de la insondable vida del hombre.
El artista estuvo en México en 1962 con el grupo Nueva Presencia (Belkin, Icaza, Góngora, Corzas), cuyo objetivo ha pasado a la historia con la denominación importante de "Rechazo y redescubrimiento del hombre en el arte de nuestro tiempo". Respecto a esos años en Venezuela, dice Angel Rama: "De los numerosos movimientos artísticos venezolanos que confirieron su peculiar nota tumultuosa a la década del sesenta en Caracas, hubo uno que se distinguió por su violencia, su espíritu anárquico, su voluntaria agresividad pública, haciendo de la provocación "un instrumento de la investigación humana". Fue el que libérrimamente se autodenominó "Techo de la Ballena".
Desde diversas latitudes los artistas dan forma a un arte americano, revelando la vida en su complejidad. En 1966 Borges se aleja temporalmente de la pintura con una exposición en el Círculo de la ciudad de Mérido (Venezuela), y este suceso decisivo coincide con la Confrontación 66 que en México abre el paso a los artistas jóvenes.
El trabajo en equipo para sacar adelante el gran espectáculo audiovisual Imagen de Caracas, ocupa todo su tiempo de 1965 a 1968. Dice su nota biográfica: "su creciente interés por el cine, la curiosidad y confianza que le merecen los medios audiovisuales, son también factores que lo alejan de la pintura, aparte de la "decisión tomada por puro asco social, por odio hacia la sociedad más cruel e hipócrita de la historia" (Ludovico Silva). La comunicación, la informática, los códigos que maneja el público, la semiótica, se convierten para él en apasionantes campos de trabajo y permanece investigándolos e incursionando en ellos hasta 1971".
Estas experiencias aportan un enriquecimiento a su obra. La tridimensionalidad plasmada como un juego de fuerzas, que daba la ilusión de una muy concreta realidad espacial y objetiva, pero transformada, emocional, imaginada, se convierte a partir de 1972 en tetradimensionalidad; tiempo infinito que presta un dinamismo singular a los volúmenes en el espacio.
En esta etapa se confirman los símbolos. Borges comunica realidades a través de signos y eventos circunstanciales, caracterizándose los cuadros de este período por un primer plano inmediato y circunstancial (véase Alteración Amarilla, Nadie Sabe Qué Es Lo Que Cuida, Espacio), que a su vez se torna mediato y descubre en un segundo plano realidades que corren subterránea y constantemente a lo largo de la historia, aquellas por las cuales puede citarse en un sentido genérico la palabra "hombre".
Un tercer plano, transhumano, es trascendido por la imaginación,de acuerdo con las propias palabras del artista cuando dice: "Yo soy un comunicador. Ya a mí no me preocupa el estilo. Me interesa cómo con representadas las cosas. Por ejemplo, hay una manera en que la gente reconoce que una persona es una mujer, y esa manera por la que reconoce son los estereotipos, las revistas, los periódicos. A mí me interesa cómo está representada esa mujer y no cómo la pinto yo. Mi cuadro es como una lectura a la inversa. Todos esos estereotipos, fetiches, mitos, están ahí en situaciones nuevas que hacen que sean repensadas". (véase Nadie Sabe Qué Es Lo Que Cuida, Nymphenburg).
Con información real, para ese tipo de "pintura-documento" que hoy hacen otros pintores, entre ellos Arnold Belkin, Borges destierra, empero, el sentido meramente anecdótico conservando el metafórico. La antropología filosófica que se desprende de su poesía sugiere recuperar lo humano.
La Novia, una obra principal (1975), evoca a Fantin-Latour en su Alrededor del Piano (1884), donde la fotografía es adaptada de acuerdo con el método de "¡Sonría!", reteniéndose la autoridad pictórica mientras se enriquece el vocabulario.
Borges ha de verse en su realidad humana, en su revolverse por mostrar situaciones nuevas, así su arte es dramático y actual, vivo y sincero, obra de un venezolano de profundas pasiones como tal no "hecho" de una pieza, sino "haciéndose" constantemente a sí mismo.
Esta pintura hispanoamericana revela que los artistas tienen conciencia del derrumbe del viejo orden. La reconquista de lo humano se propone en ella con formas y espacios monumentales, imagen que se inscribe en la trayectoria del testimonio del nuevo continente.
Particularmente, la pintura de Borges es, por su sinceridad, un enorme acierto en el panorama contemporáneo que ha de suscitar otros que consoliden un lenguaje —existe, pero se necesita verlo y a través de este un mundo, el mundo que sañó Bolívar, que después de todo puede ser posible. Movimientos ya iniciados: Nueva Presencia, El Techo de la Ballena, Confrontación 66 parecen ser la clave.
A Borges se le ha concedido la palabra en México y él sabrá usarla.